Sobre EL OJO Y EL TIEMPO. Por Tano García-Page (discurso de presentación)

Autoridades, señoras y señores, ¡buenas noches!

Hace unos días recibí la llamada telefónica de un buen amigo en la que me solicitaba la presentación del libro El ojo y el tiempo, galardonado, en su segunda edición, con el premio de Poesía en Castellano Vicente Martín del Excmo Ayuntamiento de Torrejón de la Calzada, que ha sido editado por Ediciones Vitruvio. No pude negarme, puesto que la ganadora había sido otra buena amiga y excelente poeta, y, heme aquí, tratando de hacer lo propio, de la mejor forma, para estar a la altura de las circunstancias. Hecho, éste, que no resulta fácil teniendo en cuenta la entidad poética de los mismos. Ellos no son otros que Vicente Martín y Dolors Alberola, autora del libro que hoy nos convoca y ahora les presento.
Dolors Alberola, mujer de culto intelecto y feraz pluma, nace en Sueca, (Valencia). Cursó estudios de medicina, estudios que abandonaría para seguir los de Derecho, obteniendo el título de Procuradora de los Tribunales, siendo la primera mujer de la comunidad valenciana que ejerció dicha profesión. Desde finales de los setenta estableció su residencia en Andalucía, donde ha trabajado como periodista. Actualmente vive en Jerez de la Frontera, dedicada plenamente a la literatura.Ha sido traducida al gallego, catalán, portugués, francés, italiano, ruso y serbio, y cuenta en su haber con innumerables publicaciones de libros de poesía y meritorios premios que a continuación cito:

Trizas (Sueca, 1982). La quejumbrosa vida de John Stemberg (Puerto de Santa María, El Ermitaño, 1997). Cementerio de nadas (Madrid, Torremozas, 1998), premio Carmen Conde. El medidor de cosas (Ayuntamiento de Miranda de Ebro, 1999, 1ª ed. y 2000, 2ª ed.), premio internacional Ciudad de Miranda y finalista del Premio Andaluz de la Crítica. Historias de snack bar (Jerez de la Frontera, EJE, 2000), finalista del Premio de la Crítica Valenciana. Ire(né) Lanuit (Valladolid, Editorial El gato gris, 2000). Conversaciones con Uriel, el pacificador de cosas (Cádiz, Excma. Diputación Provincial, 2001).Una nena que porta al cap un ganivet (Córdoba, Aristas de Cobre, 2001). El vagabundo de la calle Algarve (Algeciras, Fundación José Luis Cano), premio Bahía 2002. Apocalipsis Sur (Granada, Excma. Diputación Provincial, 2003), premio Villa de Peligros 2002. El último tren (Chiclana, Fundación Vipren, 2003). Cementerio de arena (Cuadernos de Orpheu, Brasil, 2003). El monte trémulo (premio Vila de Martorell, 2003). Decomo (premio Cálamo de poesía erótica, 2003), en colaboración con Domingo Faílde. Esa mujer de Lot (Els Plecs d’Alfons el Magnànim, 2004). Juego de Damas (Instituto Andaluz de la Mujer, 2004). Ciudad contra la lluvia (premio Victoria Kent, 2005). Acaso más allá (premio José Luis Núñez, Sevilla, 2006). El don del unicornio (premio Ernestina de Champourcín, Álava, 2006). El libro negro (Madrid, Huerga & Fierro, 2006), premio Ciudad de San Fernando. Ángel oblicuo (premio María Luisa Sierra, Bornos, 2006). Arte de perros (Jerez, EH, 2006). De donde son las voces (premio Pastora Marcela, Campo de Criptana, (2007). Y un largo etcétera de artículos y de reseñas en las revistas especializas, así como numerosas publicaciones colectivas.

Hasta aquí el currículo de esta fascinante mujer con la que me cabe el honor de compartir amistad, tertulias, literatura y, por qué no, también buena mesa. Mujer, a todas luces conocedora de los quehaceres poéticos, vive por y para la poesía; su inagotable centro de producción literaria se potencia con la fortaleza de su Yo lírico, que sobrecoge, y una asombrosa capacidad para la comunicación. Se mueve con extraordinaria soltura entre las breñas del verso, y atrocha, con facilidad, cualquier orografía poética por sinuosa que se presente.
El ojo y el tiempo supone, al margen de una excelente reflexión sobre el poder de la poesía en nuestras vidas, una buena dosis de imaginación en su proceso artístico-creativo, donde convergen espacio y tiempo en perfecta sincronía versal.
En algún libro he leído que la poesía es un enfrentamiento entre la interioridad del poeta y el mundo, y de este choque surge el modo de construir el poema. Pues bien, de ese choque, con sus suaves metáforas y su culto pero a la vez sencillo léxico, Dólors aúna lirismo y pensamiento, y hace un recorrido filosófico, espiritual y poético a través de alguno de sus personajes preferidos, ya sean reales, mitológicos o imaginarios, consiguiendo transmitir al lector sensaciones que van desde el poder de la palabra hasta la sustancia misma de los significantes:
Si el hombre pudiera decir lo que ama, lo que teme y es piedra en su memoria, lo que rompe sus manos, la belleza de aquel pincel primero que se guardó en los ojos. Son versos del primer poema de este libro (Recuerdo de Luis Cernuda).
Decía que transmite sensaciones y que proyecta en la escena imágenes que van desde el sentimiento más concreto al más abstracto, como ese Olor a Luna, título sugerente de otro de sus poemas. De su Yo infantil, a la mujer madura, reflejadas, ambas, en el espejo de Lèonor Fini. De la luz pasional del amor a la sombra del anhelo, con cierta dosis de erotismo, como queda reflejado en Mujer de luz y fuego. Del tapiz esbozado de la vida al vidriado lienzo de la muerte. O de la bondad de una estrofa al malévolo personaje que se esconde tras el telón de un poema inacabado. O bien de las sencillas metáforas domésticas, que te inducen a pernoctar en sus versos, a las encumbradas estrofas del Olimpo, donde tiene cabida el poema de nuestros sueños. De la levedad del viento, a la firmeza de la roca. Del misterio que subyace entre el espacio de dos notas musicales, al luminoso astro que descubre la agreste belleza de la Tierra.
Voy concluyendo.

Cada poema es único, como exclusivo es el elegante y sencillo decir de la poeta, que incita a la lectura de sus versos a través de la pluralidad de imágenes y sensaciones de las que les he hablado, presentándolas, a través de su lenguaje metafórico, de forma equilibrada entre lo que no dicen y lo que sugieren, en perfecta progresión, coherencia y sincronismo a través de su singular, culto y espontáneo modo de expresión. Nada es contrario a su Yo, como diría Rubén Darío. Su exactitud en el preciso manejo de pensamiento e imagen y su extraordinario don para la comunicación, hacen que te sientas personaje en cada uno de sus poemas. Su poesía es poesía actual, de corte vanguardista, donde la ausencia de rimas no interrumpe la magia de su ritmo, sin duda, conseguido por la destreza con la que intercala, EN EL VERSO BLANCO, heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos, y en menor escala pentasílabos, que combinados con otros metros producen esa canora poesía de la que uno queda prendado. Es la Magia que embarga al poeta y al lector. Magia que refuerza el sentido de sus poemas.
Qué difícil resulta alejar la poesía. Igual que hiciera Sísifo, arrastramos su piedra cada instante. De su poema Variación de Sísifo.
Éstas han sido, estimados amigos, las sensaciones que a mí, como lector, me ha sugerido el libro El ojo y el tiempo, pero estoy seguro de que, individualmente, cada uno de ustedes será capaz de desentrañar la pluralidad de imágenes que ofrece; en ello, precisamente, radica el buen hacer del poeta. Y no les quepa la menor duda: estamos ante una de las grandes poetas de nuestro siglo.

¡FELICIDADES POR TU NUEVO LIBRO, DOLORS.

Muchas Gracias.
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© Salustiano García-Page
**Torrejón de la Calzada, 14 de diciembre de 2007